Aún recuerdo el día que la conocí, la fiesta de un apenas conocido, las ganas de socializar y ella tan imponente, tan ella, en una esquina resaltándose por encima del entorno con su belleza natural.
Yo en ese entonces, no estaba interesado en interesarme en nadie, pero lo interesante del caso, es que ella fue tan interesante para mi, que fue algo natural, tan mágico, tan redundante pero tan original, que me interesara.
Pero si había algo que me interesaba, algo que siempre me interesa por naturalidad en una fiesta: bailar. Al percatarme que a mi alrededor no habían casi chicas, fui bailando y conociendo. Siempre he tenido la extraña teoría de que una mujer que sepa bailar y un hombre que también sabe, no necesariamente siempre bailaran juntos bien, si no se conocen y si no son pareja, de nada servirá sus respectivas cualidades. Es así, bailé con chicas que sabían hacerlo, pero con ninguna me sentí realmente cómodo, claro, hasta que baile con ella.
Fue tan natural, tan propio, dejamos de ser dos seres para ser uno, una pareja que bailaba, que no pude dejar de querer bailar solamente con ella, buscaba excusas baratas para bailar con ella y bailaba con otras chicas para llamar su atención. Aunque eso parecía realmente inútil, ella como toda una mujer al fin, sabe disimular y parecer 100% desinteresada, quizá si lo estaba, pero yo estaba allí en esa noche luchando para llamar su atención en contra de la música alta y unos zapatos que no me dejaban bailar bien.
Ella actualmente es mi caja de sorpresas, cada día descubro algo nuevo de ella y de como es, el vivo ejemplo es que el mismo día en que nos conocimos, me dijo ya en la madrugada cuando el familiar del amigo del cumpleaños se pone a hablar en exceso y todo el mundo lo escucha por cortesía -¿Quién eres tu? ¿De dónde saliste tu?- Yo abismado con eso pensando que era un acto para alejarme de ella, le respondí tímido con un ligero toque de humillación: - Sabes, el nuevo del coro, con el que bailaste casi toda la noche.- Y ella me miro así sorprendida, algo así como "¿En serio? no me di cuenta". Luego de que se fuera a dormir el resto de la madrugada fue insoportable, la espera, la imaginación, las ganas de hablar con ella al día siguiente y el miedo implacable de que me querían hacer una maldad, en eso si tenía razón, no dormí y no pudieron hacerme ninguna maldad (Tipo pintar los labios, rayar la cara, pintar las uñas, este tipo de "clásicos"). Pero me hicieron la peor maldad, sólo dormí una hora, jamas en mi vida había logrado tal hazaña, claro al día siguiente yo vuelto nada, con las ojeras hasta los pies, con un dolor de cabeza insoportable y con una pena terrible de que ella me viera vuelto nada, cabe acotar, soy mamarracho por naturaleza, si no duermo y no descanso, pienso yo me debo ver peor, casi horripilante. El hecho es que, yo estaba tan pendiente de sus reacciones y de su presencia, que se me olvido que no había comido, ni dormido, pero es que entre nosotros, su perfume tal día como hoy me vuelve loco. El hecho es que la pena y el despojo de Antony que era en ese entonces, no me dejó ir al siguiente lugar al que iban todos, pero tal noche dejó impregnado en mi mente, en mis sentidos su perfume, con tan sólo bailar y hablar.
Así, desde agosto del año pasado, empezó mi historia con ella. Todo esto es un recuerdo, un eco del pasado, una memoria para recordarla a ella, como nos conocimos: bailando, pero lo mas importante, es una historia bañada en una sublime petición:
Que sigas bailando pero siempre conmigo...
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